Análisis de los roles literarios

Don Quijote

    Es un hidalgo, un noble de bajo nivel, cuya edad “frisaba los cincuenta años” “de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza”. Estamos hablando de un viejo, delgado, sobre todo en oposición a Sancho Panza, su escudero todavía no introducido. Este personaje, de nombre Alonso Quijano, se dedicaba a leer libros de caballerías “los ratos que estaba ocioso, que eran los más del año, se daba a leer libros de caballerías”, estos llegaron a absorberlo de tal manera que olvidó la concepción del mundo real y a dejar de lado sus obligaciones: “se daba a leer libros de caballerías con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda”. Descuidando el mantenimiento de su economía, rasgo por el cual se le hizo mucha burla a los infanzones, “y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas anegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías en que leer”, es decir, llegó a tal punto su obsesión por los libros de caballerías que dejó de lado su obligaciones y se sumió en la pobreza “Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio”.“ él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro, de manera que vino a perder el juicio”.  Todo ello hace que nuestro personaje principal se vuelva demente. Comienza a mezclar fantasía y realidad, a no distinguir lo verdadero de lo ficticio, debido a ello “le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante, y irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras”. Es así como abandona su vida hasta el momento y comienza una nueva etapa.




    Rocinante

   Incorporamos a su caballo. El color no está expresado en ningún pasaje, lo que sí se sabe es que es un rocín (caballo de mala estampa) y también se conoce su delgadez. Pero a pesar de las características que presenta, Don quijote lo sigue viendo como "mejor montura que los famosos Babieca del Cid y Bucéfalo de Alejandro Magno". Don Quijote sigue el rumbo que Rocinante desee en busca de sus aventuras.

Don Quijote acompañado por su escudero


 


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Don Quijote y su caballo, Rocinante.

El caballo tiene también una función satírica clara. No es majestuoso, no es grande ni brillante, sino, como su nombre indica, es un caballo de mala raza, de trabajo y no de los de regalo. Se nos da descripción detallada de él en el capítulo nueve:

"Estaba Rocinante maravillosamente pintado, tan largo y tendido, tan atenuado y flaco, con tanto espinazo, tan hético confirmado, que mostraba bien al descubierto con cuánta advertencia y prosperidad se le había puesto el nombre de Rocinante."

     El ventero

    En el capítulo segundo aparece otro nuevo personaje, el ventero, un hombre socarrón, humilde, y de procedencia andaluza. Es el encargado de la venta a la que llega Don Quijote al anochecer del primer día. El hidalgo confunde la venta con un enorme castillo "luego que vio la venta, se le representó que era un castillo con sus cuatro torres y chapiteles de luciente plata, sin faltarle su puente levadiza y honda cava, con todos aquellos adherentes que semejantes castillos se pintan", y por lo tanto al ventero como su alcaide. Le pide a él que lo arme caballero, y este, confuso, acepta. "El ventero, que vio a su huésped a sus pies y oyó semejantes razones, estaba confuso mirándole, sin saber qué hacerse ni decirle, y porfiaba con él que se levantase, y jamás quiso, hasta que le hubo de decir que él le otorgaba el don que le pedía."


Don Quijote de la Mancha y el ventero.

Es la primera figura que choca con la realidad del caballero, él y las prostitutas que trabajan a su cargo en su venta. De forma imaginativa, su encuentro y la forma en la que lo trata representan lo fuera de lugar que está don Quijote. Es él quien lo nombra caballero, no sin antes haberse intentando aprovechar para obtener un espectáculo gratis para el resto de sus huéspedes. Hombre andaluz, siguiendo con el estereotipo de la época, hombre astuto y no de confianza. 

    El cura, el barbero, la sobrina y el ama de casa

    Una vez llegamos al capítulo cinco se nos presentan a nuevos personajes como el cura. Este hombre, llamado Pedro Pérez, preocupado por la salud mental de Don Quijote propone deshacerse de los libros de caballerías quemándolos "y a fee que no se pase el día de mañana sin que dellos no se haga acto público y sean condenados al fuego, porque no den ocasión a quien los leyere de hacer lo que mi buen amigo debe de haber hecho." Pone en duda la existencia de los caballeros andantes que aparecen en las novelas de caballerías.

Hay un capítulo entero, el sexto, en el que este personaje se hace protagonista. Hace de juez a la hora de decidir qué libros quemar y qué libros conservar. Cada título citado pasa por sus ideologías, descritas y explicadas. De forma general se le atribuye a él la función de la representación de las propias ideologías y gustos del Cervantes.

    En el capítulo quinto vuelve a aparecer la sobrina, quien vive con Don Quijote y es nombrada en el primer capítulo. Realmente es ella la que plantea por primera vez la quema de los libros, aunque no lo dice explícitamente "Encomendados sean a Satanás y a Barrabás tales libros, que así han echado a perder el más delicado entendimiento que había en toda la Mancha." El autor no aporta mucha información sobre ella. Lo mismo pasa con el ama de la casa, una mujer que no pasa los 40 años. Asiste a Don Quijote, le sirve las comidas y cura sus heridas. Lleva a la práctica la idea de quemar los libros de caballerías "Aquella noche quemó y abrasó el ama cuantos libros había en el corral y en toda la casa", y, junto con la sobrina, son la razón por la que el hidalgo emprende su segunda aventura. Ambas hablan como lo haría alguien de su nivel social en la época en la que viven, esa es la intención. 

    El barbero es otro de los personajes introducidos en este capítulo. Es "Maese Nicolás" y, a parte de ser el barbero del pueblo, es también gran amigo de Don Quijote. Este participa, junto con el cura, el ama y la sobrina, en la quema de libros de la biblioteca "mandó al barbero que le fuese dando de aquellos libros".  


El ama, la sobrina, el barbero y el cura seleccionando los libros para la quema.

    Sancho Panza

    Sancho Panza, el cual es presentado en el séptimo capítulo, es un labrador de complexión baja y regordeta "la barriga grande, el talle corto y las zancas largas", con esposa e hijos, al que Don Quijote propone que sea su escudero haciéndole promesas tales como "tal vez le podía suceder aventura que ganase, en quítame allá esas pajas, alguna ínsula, y le dejase a él por gobernador della", así pues "Sancho Panza, dejó su mujer y hijos y asentó por escudero de su vecino".

Se mueve por sus propios intereses, es un hombre codicioso y avaro ya que abandona a su familia sin siquiera despedirse. No solo esto, sino que a lo largo de la historia repite constantemente "que no se le olvide lo que de la ínsula me tiene prometido". Él solamente quiere que Don Quijote cumpla la promesa que le hizo y cree firmemente en las historias de caballerías, pero no por ser un demente, sino por su simplicidad, credulidad y, seguramente, poco conocimiento. Con esto quiero decir que desde el punto de vista de Don Quijote, se presenta un mundo idealizado, el cual supone que es real pero en realidad es tan solo producto de su imaginaciónmientras que Sancho no presenta un alma idealista, es el polo opuesto al anterior. No se mueve por valores morales justos y heroicos como su amo, quien se propuso cambiar el mundo, sino que sus acciones van ligadas a sus beneficios. 



 Sancho Panza.


    El vizcaíno, don Sancho de Azpeitia

    El vizcaíno, que aparece en los capítulos ocho y nueve, es el escudero de unas damas a las que Don Quijote quería enviar al Toboso para que relataran a la hermosa Dulcinea la forma en la que él las había ayudado. Este, tras escuchar esto, decide enfrentarse al protagonista. En la batalla se hieren el uno al otro. Don Quijote desarma al vizcaíno y las damas le piden que perdone su vida "las señoras del coche, que hasta entonces con gran desmayo habían mirado la pendencia, no fueran adonde estaba y le pidieran con mucho encarecimiento les hiciese tan gran merced y favor de perdonar la vida a aquel su escudero.", a lo que contesta " yo soy muy contento de hacer lo que me pedís; mas ha de ser con una condición y concierto, y es que este caballero me ha de prometer de ir al lugar del Toboso y presentarse de mi parte ante la sin par doña Dulcinea, para que ella haga dél lo que más fuere de su voluntad.". Ellas aceptan la condición y así termina su enfrentamiento. 

 Batalla entre el vizcaíno y Don Quijote.

Dulcinea:

    Dulcinea del Toboso es otro personaje aunque no aparece explícitamente en ningún capítulo ya que tan solo se encuentra en la imaginación del caballero. Es en realidad Aldonza Lorenzo, "Llamábase Aldonza Lorenzo, y a ésta le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos; y, buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo, y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla Dulcinea del Toboso". Para Don Quijote, es la más bella doncella sobre la faz de la Tierra, y es por ella por la que lucha cada día y quien dedica todas sus victorias.


Tipos de habla:

    En el Quijote se presentan dos hablas distintas. Una de ellas es la vulgar, presentada por Sancho Panza. Como ya comentamos antes, este personaje es de origen humilde ya que es un labrador, y por lo tanto el lenguaje que utilizada es el propio de la gente perteneciente a su estatus, así que la gente del pueblo también presenta este habla. Después se nos presenta el habla culta, la que utilizan Don Quijote y los personajes de un estatus más elevado como por ejemplo el vizcaíno, ya que este es el lenguaje de los caballeros andantes.

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