El espacio y tiempo de la acción de los diez primeros capítulos

Descripción detallada de su primera salida

    Como bien indica la primera línea, la historia contada en la obra tiene lugar en “un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo”, según el autor. Teniendo en cuenta que la novela se publicó en 1605, mismo año en que la escribió, no se puede referir a un lapsus de tiempo menor a 50 años, si no es que se refiere a su mismo tiempo. Así lo indican los gustos de su protagonista, entre los que se encuentran Feliciano de Silva, un autor que nació alrededor del año 1500 para fallecer cerca del 1560; “de todos escribe, describiendo la obsesión de Don Quijote con los libros de caballerías ningunos les parecían tan bien como los que compuso el famoso Feliciano de Silva”, en el primer capítulo, Que trata de la condición y ejercicios del famoso hidalgo don Quijote de la Mancha.

     En el segundo capítulo, Que trata de la primera salida que de su tierra hizo el ingenioso Don Quijote, nuestro caballero da inicio a su primer intento de aventura. Es un día de julio de madrugada, antes del amanecer, cuando a escondidas decide huir por la puerta del corral: “Y así, sin dar parte a persona alguna de su intención, y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día (que era uno de los calurosos del mes de julio), se armó todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza, y por la puerta falsa de un corral salió al campo”. Nada más salir comienza a delirar sobre cómo, en un futuro que ya ve como realidad, la persona que fuese a escribir sus hazañas las describiría. Da entonces el punto de salida, “[...] y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo Montiel” (al final de su primer monólogo).




Situado en el centro de Albacete, provincia la actual Castilla y La Mancha, el Campo de Montiel es la comarca donde se encuentra su aldea.



 

Camina todo el día hasta que cae la noche, cuando ve una venta a lo lejos: “vio, no lejos de por donde iba, una venta, [...] Diose prisa a caminar, y llegó a ella a tiempo que anochecía”.

    Tras pedir alojamiento y serle ofrecido comida, en el tercer capítulo —Donde se cuenta la graciosa manera que tuvo don Quijote en armarse caballero—, se especifica que es un viernes: “A dicha, acertó a ser viernes aquel día”.

    Pasa en esta posada un día, dado que al siguiente, sábado, sale por la mañana para continuar con sus aventuras habiendo sido ya nombrado caballero. Así lo indica la primera línea del cuarto capítulo: “La del alba sería cuando don Quijote salió tan contento...”. Siguiendo con los consejos del rey del castillo, el dueño (y) andaluz de la posada, es en este momento que decide volver a su aldea a por las “prevenciones tan necesarias que había de llevar consigo, en especial la de los dineros y camisa”. Ahora, poco después de iniciar su regreso a casa, “a su diestra mano, de la espesura de un bosque que allí estaba”, se encuentra con la primera posibilidad de hacer un acto heroico, propio del caballero que ya se cree que esEntonces, después de haber salvado a un mozo de su amo —o eso piensa él que ha hecho—, “llegó a un camino que en cuatro se dividía”. De esas cuatro opciones, el caballero decide dejar elegir a Rocinante, siguiendo con el camino de vuelta a su casa: soltó la rienda a Rocinante, dejando a la voluntad del rocín la suya, el cual siguió su primer intento, que fue el irse camino de su caballeriza”.

    Luego en el capítulo quinto —Donde se prosigue la narración de la desgracia de nuestro caballero— , ya después de ser vapuleado por un mozo de los mercaderes que se encontró y confundió por caballeros, lo encuentra su vecino Pedro Alonso. El labrador lo ayuda y lo lleva a su pueblo, “Procuró levantarle del suelo, y no con poco trabajo le subió sobre su jumento, por parecer caballería más sosegada. Recogió las armas, hasta las astillas de la lanza, y liólas sobre Rocinante, al cual tomó de la rienda, y del cabestro al asno, y se encaminó hacia su pueblo...”, al que llegan por la noche, En estas pláticas y en otras semejantes, llegaron al lugar a la hora que anochecía, pero el labrador aguardó a que fuese algo más noche, porque no viesen al molido hidalgo tan mal caballero”. En este capítulo el cura se informa de lo sucedido y decide llevar a cabo lo que el capítulo sexto tiene lugar, al que podemos suponer es el día siguiente: “Él se lo contó todo, con los disparates que al hallarle y al traerle había dicho; que fue poner más deseo en el licenciado de hacer lo que otro día hizo, que fue llamar a su amigo el barbero maese Nicolás, con el cual se vino a casa de don Quijote.”


Descripción detallada del comienzo de su segunda salida

    “Estando en esto, comenzó a dar voces don Quijote”, siendo “esto” el proceso de selección de qué libros quemar del sexto capítulo —Del donoso y grande escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo—, es la oración que da inicio al el séptimo, en el que nuestro hidalgo decide volver a salir. Lo indica el propio título: De la segunda salida de nuestro buen caballero don Quijote de la Mancha.“De allí a dos días —continuando con la trama— se levantó don Quijote, y lo primero que hizo fue a ver sus libros;”, lo que desencadena la mentira de su sobrina y, como respuesta, la sed de venganza del caballero. Sumándoles a estos poco más de quince días —“Es, pues, el caso, que él estuvo quince días en casa muy sosegado”— y un escudero nuevo, él y Sancho Panza salen a escondidas: “una noche salieron del lugar sin que nadie los viese; en la cual caminaron tanto que al amanecer se tuvieron por seguros de que no los hallarían, aunque los buscasen.” Siguen en la comarca de Montiel, en concreto, recorren el mismo camino que el caballero había hecho antes por su cuenta, “Acertó don Quijote a tomar la misma derrota y camino que él había tomado en su primer viaje, que fue por el campo de Montiel”.

    El episodio de los molinos de viento, si cuadra, el más conocido, tiene lugar en el capítulo ocho, Del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros decesos dignos de recordación, al rato de haber partido: “En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en el campo;”. Tras su derrota contra dicho gigantes, se especifica qué ruta siguieron: “Y hablando, en la pasada aventura, siguieron el camino del Puerto Lápice,”. “En resolución, aquella noche la pasaron entre unos árboles”, ya que no llegaron a dicho municipio hasta las tres de la tarde del día siguiente: “Tornaron a su comenzado camino del Puerto Lápice, y a obra de las tres del día le descubrieron.”

Puerto Lápice, la entrada de la actual Ciudad Real

Poco después de haber llegado, don Quijote se enfrenta a dos frailes, “Estando en estas razones, asomaron por el camino dos frailes de la Orden de San Benito, caballeros sobre dos dromedarios: que no eran moñas pequeñas dos mulas en que venían.”, y más tarde, a un caballero vizcaíno. El final de esta segunda contienda abarca todo el capítulo nueve, Donde se concluye y da fin a la estupenda batalla que el gallardo vizcaíno y el valiente manchego tuvieron.

    Por último, en el décimo capítulo —De lo que más le avino a don Quijote con el vizcaíno y del peligro en que se vio con una turba de yangüeses—, después de haber salido victorioso de ambos enfrentamientos, caballero y escudero se desvían a un bosque cercano a Puerto Lápice: “y él subió sobre su asno y comenzó a seguir a su señor, que, a paso tirado, sin despedirse ni hablar más con las del coche, se entró por un bosque que allí junto estaba”. Cervantes cierra este capítulo con una escena nocturna, la segunda noche que pasan fuera y a la intemperie desde su segunda salida.


Resumen de la cronología de ambas salidas

    En resumidas cuentas, la primera salida tiene una extensión de dos días y pico, aunque el ama se quejase de que fueron tres al cura, Pero Pérez, en el quinto capítulo: “–¿Qué le parece a vuestra merced, señor licenciado Pero Pérez –que así se llamaba el cura–, de la desgracia de mi señor? Tres días ha que no parecen él, ni el rocín, ni la adarga, ni la lanza ni las armas”. Parte un viernes de julio de madrugada, en el que por la noche, llega a una posada. Sale de la misma en la mañana del día siguiente y, finalmente, regresa bien entrada la noche. Tarda quince días y pico, probablemente dieciséis, en volver a salir, esta vez acompañado de Sancho Panza. De esta se narra dos días y tres noches en total.



Campo de Montiel

En la actualidad


En el siglo XVII


Castilla - La Mancha

En la actualidad


En el siglo XVII










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